Un
retrato (del latín retractus) es una pintura o efigie principalmente de una
persona. También se entiende por retrato la descripción de la figura o
carácter, o sea, de las cualidades físicas o morales de una persona.
Por
lo tanto, la primera definición de retrato es aquella que se refiere a la
expresión plástica de una persona a imitación de la misma, lo que ocurre en la
pintura, la escultura y la fotografía. En un retrato predomina la cara y su
expresión. Se pretende mostrar la semejanza, personalidad e incluso el estado
de ánimo de la persona. Por esta razón, en fotografía un retrato no es
generalmente una simple foto, sino una imagen compuesta de la persona en una
posición quieta.
Desde
el albor de la fotografía la gente ha hecho retratos. La popularidad alcanzada
por los daguerrotipos a mediados del siglo XIX le vino en gran parte de la
demanda de retratos baratos. Los estudios de fotografía se multiplicaron en las
ciudades del mundo, y algunos tiraban más de 500 placas al día. El estilo de
esto trabajos tempranos reflejaba las dificultades técnicas asociadas a tiempos
de exposición de 30 segundos, así como la estética del los tiempos. Los sujetos
se solían sentar delante de fondos de color liso, y se iluminaban con la tenue
luz de una ventana, o como mucho con lo que se pudiera conseguir a través de
espejos.
Los
retratos fotográficos son una actividad comercial que florece por todo el
mundo. Hay muchas personas que están dispuestos a pagar a un profesional para
que le haga un retrato de familia que poder colgar en sus salones, así como las
fotos de los grandes sucesos familiares: bodas, graduaciones, o los ritos
religiosos de cada cultura como bautizos, primeras comuniones, etc. El retrato
realizado a los difuntos y principalmente cuando eran niños estuvo muy
extendido en el siglo XIX y comienzos del XX.
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